Crónica: Javier de la Cueva en la Facultad de Informática

El viernes pasado acudí al SICFIMA, el evento anual de divulgación que celebra la Facultad de Informática de Madrid para escuchar una charla del abogado Javier de la Cueva, experto en temas de propiedad intelectual y líder de varios procesos contra el canon por copia privada que impone la legislación de propiedad intelectual y que favorece solo a unos pocos.

La conferencia fue muy entretenida: creo que estuvo hablando unas dos horas pero se me antojaron tan solo unos pocos minutos. Tomando como hilo conductor el relato del caso de la asociación cultural la Dinamo, Javier expuso sus ideas acerca de todo lo que está pasando con la cultura.

A continuación listaré las que me llamaron más la atención.

  • Desenmascaró, una vez más, a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Mostró cómo los músicos se sienten obligados a asociarse y cómo solo unos 300 socios, si no recuerdo mal, tenían voto en sus decisiones. Además, unos poquísimos elegidos tienen hasta cinco votos para decidir. Resultado: la mayor parte de las decisiones sobre la cultura musical española está en manos de unos 300 poderosísimos músicos. Al resto de los socios (alrededor de 5000) simplemente se les ignora.
  • El canon es injusto. Hablando del canon, quizás la palabra que más salió de su boca fue falacia. Es injusto por muchas cosas, entre otras porque, cuanto más música vendes, más canon cobras. Resultado: si la gente piratea tu música, vendes menos (al menos según las teorías de la SGAE) y por tanto, cobras menos canon por esas copias privadas. ¿no es una contradicción?
  • Javier insistió muchísimo en el mecanismo propuesto por él para demandar a las tiendas que aplican canon, que ha dado unas cuantas sentencias a favor del demandante y otras en contra. Aunque el objetivo perseguido es conseguir que un juez considere la cuestión constitucional, en cuyo caso la ley quedaría paralizada.
  • También disipó las dudas sobre el coste que puede suponernos participar en las demandas contra las tiendas que aplican canon. Explicó que, siempre que la demanda sea por menos de, creo recordar, 900 euros, no es preciso contar con abogado ni procurador en el juicio. Y el procedimiento (algo así como un juicio-HOWTO) puede ser perfectamente ejecutado por el demandante sin ayuda de abogados. Por su parte, el demandado casi nunca acudirá al juicio. Vamos, que en la mayoría de los casos, estaremos demandante y juez prácticamente solos en la sala y resolveremos el tema, como quien dice, en cinco minutos.
  • Javier aprovechó para criticar duramente la inacción. Consideró que las herramientas democráticas del pataleo son completamente inútiles: uno se puede manifestar en la calle y su gobierno seguirá haciendo lo que le venga en gana (léase: guerra de Irak, o más recientemente, negociación con terroristas o nueva ley de educación); e igualmente uno puede movilizar protestas internautas contra el canon y sin embargo, nos seguirán premiando con leyes como la reciente reforma de propiedad intelectual.
  • En ese contexto, aprovechó para criticar duramente las ciberprotestas: concretamente, cargó contra los interminables hilos de Barrapunto y contra las protestas de las asociaciones creadas en torno a Internet. Aunque no citó ninguna, sí afirmó que estas asociaciones existen únicamente para renombre de sus dirigentes. Por un momento pensé que iba a decir alguna concreta...
  • En definitiva, Javier insistió en que hay que pasar a la acción y poner nuestro pequeño grano de arena demandando a las tiendas que aplican canon, es decir, aprovechando las herramientas que nos da la Justicia para luchar por nuestros derechos en lugar de pasarnos el día pataleando. En otras palabras, defendió el espíritu Reclameitor.
  • Por último, Javier se confesó entusiasta del copyleft, del software libre e indicó que le gusta trastear con Linux y que en su despacho los PCs funcionan con este tipo de software.

En definitiva, muy interesante. Estoy pensando dejar de comprar CDs en el extranjero y empezar a comprarlos en Madrid para poder presentar mi propia demanda. Previamente me apuntaré a la lista de correo, por supuesto, y iré planificando mi actuación.

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