«Reclameitor» 1 - AUNA 0

Comienza una serie de artículos dedicados a una de mis aficiones favoritas: vestirme con el traje de Reclameitor y ejercer mis derechos contra alguna empresa de esas que creen que el diccionario define cliente como todo aquél del que se puede y debe abusar, atracarle la cuenta bancaria y si se resiste, mandarle a la lista de morosos. El reclameitor es un ciudadano indignado, que conoce sus derechos y los ejerce hasta, si es posible, las últimas consecuencias. Hoy veremos la historia de mi lucha contra AUNA Telecomunicaciones. Otro día igual os cuento el rapapolvo que reclameitor le metió a Wanadoo y el que tiene previsto meterle a... otra empresa (ya os lo contaré).

El objetivo de estos artículos no es otro que enseñar a los interesados a conseguir los conocimientos necesarios para ganarse un puesto de reclameitor (y ya puesto, sacarle los colores a más de una empresa).

El día que me di de baja de Wanadoo (algo de lo que se enteró todo el mundo menos, parece ser, la propia Wanadoo, entonces CTV; pero bueno, eso es otra historia...), lo hice porque la entonces llamada Eresmas había empezado a ofrecer un acceso telefónico gratuito a Internet.

Pasados unos cuantos meses, Eresmas sorprendía al mercado comercializando la primera tarifa plana para los que fueran clientes de acceso indirecto de la entonces Retevisión. Por una tarifa que no recuerdo ya, y contratando el acceso indirecto, uno podía llamar las veces que quisiera al número de acceso a la red sin que me cobrasen más que el fijo mensual.

Algún tiempo después (año y pico, dos años, no sé...) Telefónica empezaba a comercializar el ADSL y finalmente lo contraté con Terra (servicio que hoy mantengo y del que actualmente no tengo queja alguna). Así que me di de baja de la tarifa plana. Ciertamente ahí Retevisión se portó correctamente porque le pedí por teléfono que no me cobrase más la tarifa plana y efectivamente dejó de hacerlo.

El problema viene cuando, recientemente, decido que no me merece la pena mantener el contrato de acceso indirecto con AUNA (por aquél entonces ya no era ni Eresmas ni Retevisión, pero aun le quedaba algo para ser ONO). Y solicité la baja definitiva.

Tal como esperaba (para entonces las telecos habían empezado a arrastrar una pésima fama acerca de su gestión de bajas de clientes) AUNA no contestó en tiempo a mis requerimientos de baja de contrato y de baja de datos personales con arreglo a la legislación de protección de datos personales.

Entonces es cuando Reclameitor se arranca la camisa cual superhéroe de cómic y comienza a actuar.

Y lo hice de dos formas simultáneas: quejándome ante la Agencia de Protección de Datos por incumplimiento del derecho de cancelación de datos personales y, por otro lado, presentando una queja a través de la oficina de atención al usuario de telecomunicaciones por incumplir el reciente reglamento que regula, entre otras cosas, los plazos para gestionar una baja.

La queja a través de la Agencia de Protección de Datos empieza por una solicitud de baja de datos personales enviada por correo certificado a la empresa en cuestión. Si este escrito no es contestado en 10 días hábiles, cosa que es bastante fácil habida cuenta el poco respeto que al parecer muchas empresas tienen a esta ley (ignorando que les pueden caer multas de hasta 600.000 euros), es el momento de plantear una solicitud de tutela de derechos a la citada Agencia.

A partir de este momento el reclamante tiene que armarse de paciencia, pues la Agencia se pondrá en contacto con la empresa denunciada, y ésta podrá alegar. Estas alegaciones consistirán en negar sistemáticamente lo que el denunciante dice, a lo que reclameitor tendrá que responder con fotocopias de toda la documentación que prueban que la empresa, en este caso AUNA, miente como un bellaco.

Finalmente, tras meses de dimes y diretes (todos por correo certificado) la Agencia casi con seguridad estimará la reclamación, dando pie a que el reclamante efectúe una denuncia para conseguir así que la compañía pague por sus males.

Reconozco que en esta ocasión mi reclamación por incumplimiento del derecho de cancelación de los datos no siguió adelante porque en uno de esos intercambios de cartas me pilló en plena estancia holandesa y no tuve oportunidad de contestar a tiempo.

Pero mi queja ante usuariosteleco sigue adelante. Para empezar, uno puede reclamar por vía telemática siempre que se pueda identificar mediante el certificado de la FNMT. El formulario es realmente fácil de rellenar y admite anexar todo tipo de documentos.

Nuevamente, la oficina anterior se pondrá en contacto con la empresa denunciada, y empezará el diálogo por carta entre reclameitor, la oficina del usuario y la empresa.

Naturalmente que la empresa, en este caso AUNA, negó todos los hechos que exponía y obligó a reclameitor a probar documentalmente que, de nuevo, estaban mintiendo.

Finalmente, hoy mismo me ha llegado la carta del Ministerio de Industria por la que se resuelve estimar mi reclamación. Ahora me queda a mí recibir cuatro meses de cobro indebido y, en caso de que no esté conforme, denunciar a la empresa por incumplir una resolución administrativa.

¿qué ocurrirá? Bueno, de momento algo está claro: «Reclameitor» 1 - AUNA 0.

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